Cuando me descubro avivando las llamas, riendo por todos, congregando multitudes, de pronto veo cómo tu cara se me refleja adentro. Huyo despavorida.
Quisiera no ser ésta, que trae dagas ocultas, que habla sola, que capitanea ejércitos de una persona.
Y en el exilio de todo, me ahogo en esta pequeña angustia floreciente. Me ato al sueño para no vivir la cadena de días que quizás nos filie sin remedio.
No hay para donde ir, todo es pampa.
No hay a dónde volverse, todo es hombre.
No queda escondite para guarecerse de lo que inevitablemente somos.
10.9.08
hablo sola
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario