Prometí que nunca más iba a fumar un cigarrillo.
Y ahora, que estoy caida y pisoteada, me imagino el suave humo rozando mis labios. El calor en mis dedos, y las promesas rotas.
¡Hola! Les presento a mis propios demonios, tengan el gusto de conocerlos.
13.4.07
abdul y mila
Grushenka lo dijo a las 2:58 p.m.
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