11.10.06

qué más quieren

El portero se para en la puerta como el dueño de todo un imperio. Cuando se agacha a tirar el agua del balde, se le ve la raya del culo. Cuando tengo una remera escotada no puede evitar no mirarme a los ojos. Lo que todos sabemos es que él está esperando que el otro portero -hoy con licencia por enfermedad- se muera, así puede heredar el cargo. ¿Podemos repudiarlo por sus deseos maliciosos? Todos sabemos que él es mejor portero* que el anterior.

El hombre de los 4 gatos me contó que todas las mañanas les da queso blanco Saavedra. Y que una gata duerme con él, pero todos los otros no. Cada uno de los gatos tiene personalidades distintas. Yo simpaticé con el serio.

La vieja olorosa vendrá hoy. Me hace sentir como Raskolnikov**. Es groso ser una vieja bien y tener olor a linyera.

Creo que la estoy dejando morir. No la visito, no le hablo ni la escucho. Creo que tal vez grite, o tal vez no le importe morir, como a las mariposas.








* Nota: donde dice portero, debió decir encargado.
**Nota mental escrita en blog: retomar la lectura.

2 comentarios:

yo adoraba a Sissí emperatriz dijo...

raskolnikov: por lo culpable? por lo miserable? por lo sufrido?

SP dijo...

...por las ganas de matar a algún piojo...

 
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