2.8.05

Nocturno I

íbamos escondiéndonos de los policías entre las hierbas altas
pasé mi mano por tu espalda, vos alargaste el brazo por detrás mío
acurrucada y desnuda como estaba
nada te costó sentarme encima tuyo
No opuse resistencia, pero señalé cómo habían caído las tuyas
Entre risas dijiste que yo era la provocadora
Seguiste como si nada, macizo, implacable
desbordando el calor de los cuerpos hacia la noche de luna
meciéndonos sin estridencias, llegó la hora
de las interrupciones y las corridas

hasta luego

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