7.6.05

Eso se viene sobre mí

Días en que el mundo es enorme, y llevar adelante cada pequeña cosa es casi un milagro.
Días en que no puedo pensar, en que el cansancio -en forma de embotamiento- me hunde. Y no. No es la humedad.
Días en que camino como si me acabara de atropellar un coche, quebrada, toda rota.

Días para respirar una dos tres, siete veces, bien profundo. Para tratar de comprobar que sigo viva. Y que soltar o quedarme, morirme o alegrarme, es una opción pequeña, de fondo, de casualidades.
Días en que ya no me basto.
Fragilidad absoluta.

No puedo.

Estos días, vivo de prestado, vivo porque el mundo a veces es bueno y amable.

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