una pieza más

  Vuelvo ahora que soy poco más que nada. Tras años que me fueron recortando en piezas de algún rompecabezas insensato.

  Vuelvo a lo más mío, a estos encadenamientos de palabras, de heridas, de mañanas.

  En cualquier lugar, solo hallan luz y destino aquellos gladiadores invencibles, de títulos, fe o palabras. Yo no tengo resto para pelear con nadie. No me interesa ya aquella luz ni aquel destino. He perdido interés en la gloria. No es que haya renunciado, no puedo atribuirme el gesto.

-Pero vamos, ¡ésta no es una isla desierta, nadie está aquí tan solo para sobrevivir!

-Qué puedo esperar más que muertes, dolores, enfermedades, desgracias. Aunque haya momentos de ternura, es el hilo negro el que va tejiendo el paisaje.

 

Cuándo se resucita.

O mejor: cuándo se termina uno de morir.