Antes de la lluvia (glosa)

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Carezco de medias tintas.
O lo quiero todo o no quiero nada.
Tengo una autopista adentro o me hago carmelita descalza.
Mi problema es el enojo a causa de la frustración. Después se me pasa, pero también después retoma curso.

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Por otro lado, quería escribir que odio la propaganda de jabón en polvo en la que un gallo queda impreso en todas las remeras gracias al sol. Si tuviera plata para hacer terapia, mi psicóloga me haría pensar en qué significa eso para mí. En qué es lo que me molesta.

Me molesta que es inverosímil, que el gallo nunca quedaría así, como impreso, me molesta el tono de película de suspenso, me molesta la actriz (?), una minita con cara de nada. Pero lo que más me molesta es el tono. Esa cosa tremendista de ¡me muero, la ropa se me mancha! ¡Se me arruina! Es lo mismo que los clientes idiotizados que no pueden vivir un día sin su control remoto.

La gente se queda pegada a esas cosas, por dios. A eso, a ver montecristo, a un perro que si te vas llora, a un bebé que no duerme.
Todo eso me parece tan irreal, tan tan tan irreal. Una gran estructura que no sostiene nada. Sólo está allí para tapar.

Loco, no sean forros, díganlo, grítenlo: ¡Mi vida no tiene sentido!

Querido Stendhal, mi amadísimo Henry, una vez más digamos a coro: ¿La vida es esto? (¿Sólo esto?)