Desde chica que me duele el pecho cuando camino por debajo de los nervios. A los 7 años salía al recreo con el alma hecha una hamburguesa, y la sangre me cosía el pecho con pequeñas puntadas.
Ahora me sube un suspiro de impotencia que a la vez que estalla, me hace retroceder como un domador con silla. Soy león, rugido, silla y domador al mismo tiempo. El dolor quizás es el infame látigo.
Mejor no respiro.
21.6.06
contener
Grushenka lo dijo a las 11:08 a.m.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario