Se viene un tiempo de reclusión, de nuevo.
Cortar sociabilizaciones, sólo manter contactos extraños y no profundos.
Un hola hola, cómova, quélindo, québueno, chau chau.
Algo así como internarse en un cine a ver una seguidilla de comedias blancas. Blandas como la madre coca-cola. Fáciles como mis sí.
Dejarme adormecer por la soledad, tapada bajo mis sábanas. Creer que ya nada tiene remedio, y que frente a lo imperfecto, dormir es una pequeña salvación.
Horas y horas de música tv y cama.
Mate para activar la uretra y hacerme vivir rumbo al baño.
Rumbo al deseo.
Todo ésto hasta que me canse.
Y salga a implorar la compañía de los indeseables, y añore noches con personas que no tengo, y sueñe finales felices imposibles.
La función se apaga. Un fin en cursiva blanca nos anuncia que la película ha terminado. Podemos cambiar de canal, o apagar e irnos en paz.
Desde lejos, me llega tu bendición, querido. Pero no puede con todo.
25.8.05
subidón
Grushenka lo dijo a las 4:48 p.m.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario