Nos fue bien con la libertad.
No hubo rejillas maléficas.
...
Hoy le limpié la pecera a Pelucón.
Y él se puso algo triste luego.
No es que extrañe su mugre, no.
Es que extraña su viruta gruesa.
Ni bien pisó su limpio hogar, lo primero que hizo, fue sacarse del buche unos pedazos de su viruta vieja: los tenía escondidos como una gran trofeo de batalla.
16.8.05
Pelucón is alive
Grushenka lo dijo a las 10:52 a.m.
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