de los procesos

yo no sé si es el pasado, que se me entrama esta mañana en los minutos de desasosiego.
Pienso en los caminos -que de ser transitados- me hubieran llevado muy lejos de aquí.
Muy lejos de este hoy sin relleno, de este absurdo que es vivir.
No pasa nada, -te digo- porque efectivamente no pasa.
El tiempo parece detenerse más de lo previsto en estas sensaciones de desespero.
Ahora, cuando nos volvamos a ver, puede que ya tenga mi sonrisa en alto, mi humor ácido, mi nomeimporta entre los brazos.
Pero hoy, al pensar que quizás mañana será la sucesión de días similares al actual, o a lo pasados, no puedo más que sentir que el reloj de arena se escapa burlándose de mis aspiraciones. Gritándome que soy tan poca cosa que debería olvidarme.
Y yo, sigo perpleja, tan yo, tan desierto,
y miro esa ventana y el piso de la planta baja, como si morir fuese la única solución.
Como si con ello cesara ya de sentirme incompleta, complejamente deshauciada.

Cuando te vea mañana, quizás entre los brazos lleve el bienestar de todos los días, -gastado, moribundo-, y prometo que no diré ni un sí ni un no, antes de dejarme caer por tu ventana.